
Nuestro Jardín de Infantes Emilie es el primer eslabón del proyecto pedagógico del Colegio Inmaculada Concepción de Lanús.
¿Por qué su nombre?...buscamos un nombre que identifique nuestras acciones pedagógicas, y que tenga que ver con el sentido de pertenencia al carisma congregacional que nuestros niños reciben, y encontramos en “EMILIE”el nombre ideal para identificar a nuestro jardín, por ser EMILIE de VILLENEUVE la Madre fundadora de Las Hermanas de la Inmaculada Concepción de Castres (Azules) y porque fue una mujer que supo dar respuestas audaces a las demandas pedagógicas y sociales de su tiempo.
Emilie de Villeneuve entregó todo por aquello en lo que creía, fue una mujer apasionada:
“Una pasión es algo que nos mueve, algo tan importante para nuestra vida que nos hace olvidar todos los obstáculos y las dificultades que podamos encontrar en el camino hacia eso que nos apasiona.”
Eso es lo que hizo Emilie: descubrió qué era lo que en realidad había estado buscando, lo que llenaba su vida y le daba sentido, cuál era su pasión. Y después, caminó contra corriente hasta conseguirlo.
Emilie quiso estar con los pobres más pobres, los enfermos, los presos, las mujeres en riesgo social. Quería tratarlos de igual a igual, devolverles la dignidad como seres humanos, siguiendo el ejemplo de Jesús. Emilie no era una ingenua, era una soñadora, inteligente y consciente de su difícil decisión.
Las obras más queridas fundadas por ella fueron: una casita llamada “Refugio”(que servía para recibir a las niñas y jóvenes que estuvieran en peligro) y un Taller de Costura “San José” (que tenía como lema formar a las niñas y jóvenes, desde la Pedagogía del Encuentro), ella siempre pensaba que al maestro debía caracterizarlo la ternura…les decía… “Tendrán para ellos bondad y ternura…”
En “Nuestro Jardín”, al igual que Emilie, tuvimos un sueño… “albergar a todas las familias que se acercaran a él”, transmitiendo con profunda fraternidad, la alegría, el amor y el servicio que nuestra fundadora, por quien llevamos su nombre, nos legó.
Así fue como este jardín, que solo comenzó con un sueño, fue creciendo año a año, hoy contamos con seis salas y 178 familias que nos confían lo más preciado que tienen: “sus hijos”.
“....DIOS, no nos hubiera dado la capacidad de soñar sin darnos también la posibilidad de convertir nuestros sueños en realidad”












